Por Adriana Acosta, Consultora KPMG Colombia .
Algo que valoro es cuando las organizaciones realizan un proceso disciplinado y riguroso de transformación y se interesan por hacer un journey organizado, aterrizado a su estrategia y pensando en sus actuales y futuras “business capabilities”. Para mí, es como determinar desde antes de iniciar el journey cuál es el apetito digital, que tanto estoy dispuesto organizacional y culturalmente a dar el salto y cuanto estoy dispuesto a invertir, con base en mi estrategia de crecimiento.
Todos hablamos del reto de las organizaciones ante la constante evolución digital y de la necesidad de transformar. Pero realmente, ¿qué tan dolorosa o sencilla puede ser? ¿qué tan flexible es mi arquitectura tecnología para incorporar tecnologías emergentes? ¿Qué tanto mis procesos pueden adoptar sistemas con reglas de negocio estándares a nivel de industria? ¿Qué tanto la cultura organizacional apalancará la digitalización y que tanto la digitalización apalancará la estrategia?, estas y muchas son las preguntas que se deben responder cuando pensamos en digitalizarnos. Es por lo anterior, que en este proceso de cambio los Modelos de Madurez Digital (DMM), cobran una importancia relevante e imperativa, siendo una herramienta crucial para guiar a las empresas en su camino hacia la digitalización plena y asegurar que las inversiones tecnológicas estén alineadas con los objetivos estratégicos.
Pero ¿qué son los Modelos de Madurez Digital? y ¿cuál es el beneficio de implementarlos?
Los modelos son marcos de referencia que permiten a las organizaciones evaluar su estado actual de digitalización y definir un camino estructurado para alcanzar la madurez digital.
En el artículo “Comparative Analysis of Digital Maturity Models to Determine Future Steps in the Way of Digital Transformation”, Kalendar y Zilka, mencionan que los DMMs facilitan a las organizaciones a identificar áreas de mejora, gestionar sus esfuerzos digitales y priorizar recursos, un aspecto clave en entornos competitivos y acelerados como el actual.
Al evaluar el nivel de madurez digital se tiene una comprensión precisa del estado digital de la organización y qué les hace falta por hacer para mantenerse al día con la evolución tecnológica.
Otro beneficio clave es que ayudan a alinear la estrategia digital con los objetivos generales de la organización, al ofrecer un mapa claro y definido de prioridades que guía a las empresas a través de las diferentes fases de una “transformación digital sana”.
Resalto que los cambios digitales no consisten solo de adoptar nuevas tecnologías, sino de integrarlas de manera estratégica y eficiente, generando una línea sana y confiable de implementación que permita la escalabilidad y la elasticidad de los procesos y la data. En el Industrie 4.0 Maturity Index, se menciona que la aplicación de estos DMMs ayuda a que las empresas optimicen sus operaciones, utilicen mejor los recursos y mejoren su capacidad de tomar decisiones basadas en datos.
Su papel es fundamental en la transformación digital de las empresas al proporcionar una evaluación estructurada y un plan de acción claro, permitiendo no solo implementar tecnologías, sino también optimizar operaciones y mejorar su capacidad de adaptación en un entorno en constante evolución.
La transformación digital es un viaje continuo, y los DMMs son el mapa que guiará a las organizaciones hacia el éxito en este nuevo panorama empresarial.
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